lunes, 29 de noviembre de 2010

Novena en honor a la Inmaculada Concepción: Día 1

Señor Jesús, Tú que nos dejaste como madre y educadora a tu Santísima Madre, has que Ella nos enseñe a acoger tu palabra, a conservarla y a meditarla en nuestro corazón como lo hizo durante toda su vida. Que nos aliente a decirte “Si” viviendo la obediencia de la fe. Que nos ayude a estar firmes en la fe, constantes en la esperanza, perseverantes en la caridad y siempre dóciles a tu palabra. Amén.

Oración preparatoria para todos los días


Salve, Madre Inmaculada..."El Señor, Dios Altísimo, te ha bendecido más que a todas las mujeres de la tierra" (Jdt 13,18). Y no hay en ti mancha original. "Dios te salve, María, llena de gracia". Un eco suavísimo resuena en el corazón al pronunciar este día las palabras del ángel: "Dios te salve, María. Llena de gracia..." (Lc 1,28). El misterio de la eterna calma y de la eterna virginidad. Pura, intacta, incontaminada. Tus hijos a una cantan tus glorias y se regocijan en la más grande e íntima de tus fiestas. "Dios te salve, María, llena de gracia... Toda hermosa eres, María, y no hay en ti mancha original".

“Toda hermosa eres, María, y no hay en ti mancha...”.Quien fija en ti su mirada, Madre toda Santa, no pierde la serenidad, por duras que sean las pruebas de la vida. Aunque es triste la experiencia del pecado, que desfigura la dignidad de los hijos de Dios, quien recurre a ti, redescubre la belleza de la verdad y del amor, y vuelve a encontrar el camino que lleva a la casa del Padre.

“Llena de gracia” eres tú, María, que al acoger con tu “sí” los proyectos del Creador, nos abriste el camino de la salvación. Enséñanos a pronunciar también nosotros, siguiendo tu ejemplo nuestro “sí” a la voluntad del Señor. Un “sí” que se una a tu “sí” sin reservas y sin sombras, que el Padre quiso necesitar para engendrar al hombre nuevo, Cristo, único Salvador del mundo y de la historia. Amén


DÍA PRIMERO: POR EL PAPA Y LA IGLESIA PERSEGUIDA

Hace poco, el Papa Benedicto XVI recordaba que los mártires son la esperanza del mundo porque: “Testimonian que el amor de Cristo es más fuerte que la violencia y el odio”. El martirio no es una cosa del pasado. Existe hoy, en el siglo XXI. A diario son centenares los católicos de a pie, simples fieles, los que en numerosos lugares entregan su vida y sufren violencias terribles por amor a la Iglesia y a Jesucristo. Mártires del bautismo.

No es la hora de un cristianismo conformista. Si de lucha valiente. En muchos países, nuestros hermanos cristianos se encuentran frente a este dilema: apostasía o martirio. La Iglesia de las catacumbas ha vuelto a convertirse en realidad…las fuerzas anticristianas se han desencadenado en el mundo. Inspiran miedo. Pero la fe nos repite lo que el profeta Eliseo (2 reyes 6,16) a su servidor aterrado de la multitud que los perseguía:”Hay mucha más gente con nosotros que con ellos... mira” (P. Tomas Morales S.J.)

Un heroico obispo de la Iglesia clandestina escribía “Hoy en China, para ser católicos, los sacerdotes deben renunciar a la unidad con el Papa y obedecer al gobierno ateo en todas las cuestiones religiosas… los que se someten, prosperan; los que no se someten deben morir o son torturados. Aunque estamos sufriendo, soy optimista siempre, porque cuando la Iglesia, el Cuerpo místico de Cristo, sufre, el sufrimiento con Cristo, por Cristo y en unión al Inmaculado Corazón de María, no es una desventura, sino una bendición y un privilegio muy especial… En medio de todas las dificultades y peligros, jamás cesamos de fijar nuestros ojos en el Inmaculado Corazón de María, porque Ella es la Madre de Dios y Madre Nuestra, por lo que siempre está atenta a otorgarnos su ayuda”. (HágaseEstar Nº 212)

“Dios te Salve” madre y modelo de los que sufren persecución por amor y fidelidad a la Iglesia, escucha nuestras humildes súplicas por el Santo Padre y la Iglesia perseguida, a fin de que no sólo no desmayen en la lucha, ni vacilen en la fe, sino que experimenten los consuelos que reservas a los que perseveran fieles a las enseñanzas del Evangelio. Amén.


Rezar un Padrenuestro, tres Avemarías y un Gloria, y luego pide lo que por intercesión de la Inmaculada deseas conseguir de esta Novena. A continuación se dirá la Oración final


Dios todopoderoso y eterno, por intercesión de la Inmaculada Virgen María, Madre de tu hijo, concédenos, te rogamos; escuches nuestra oración y alcancemos la gracia de la salvación eterna. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén


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