viernes, 3 de diciembre de 2010

Novena en honor a la Inmaculada Concepción: Dia 5

Señor Jesús, Tú que nos dejaste como madre y educadora a tu Santísima Madre, has que Ella nos enseñe a acoger tu palabra, a conservarla y a meditarla en nuestro corazón como lo hizo durante toda su vida. Que nos aliente a decirte “Si” viviendo la obediencia de la fe. Que nos ayude a estar firmes en la fe, constantes en la esperanza, perseverantes en la caridad y siempre dóciles a tu palabra. Amén.


Oración preparatoria para todos los días


Salve, Madre Inmaculada..."El Señor, Dios Altísimo, te ha bendecido más que a todas las mujeres de la tierra" (Jdt 13,18). Y no hay en ti mancha original. "Dios te salve, María, llena de gracia". Un eco suavísimo resuena en el corazón al pronunciar este día las palabras del ángel: "Dios te salve, María. Llena de gracia..." (Lc 1,28). El misterio de la eterna calma y de la eterna virginidad. Pura, intacta, incontaminada. Tus hijos a una cantan tus glorias y se regocijan en la más grande e íntima de tus fiestas. "Dios te salve, María, llena de gracia... Toda hermosa eres, María, y no hay en ti mancha original".


“Toda hermosa eres, María, y no hay en ti mancha...”.Quien fija en ti su mirada, Madre toda Santa, no pierde la serenidad, por duras que sean las pruebas de la vida. Aunque es triste la experiencia del pecado, que desfigura la dignidad de los hijos de Dios, quien recurre a ti, redescubre la belleza de la verdad y del amor, y vuelve a encontrar el camino que lleva a la casa del Padre.


“Llena de gracia” eres tú, María, que al acoger con tu “sí” los proyectos del Creador, nos abriste el camino de la salvación. Enséñanos a pronunciar también nosotros, siguiendo tu ejemplo nuestro “sí” a la voluntad del Señor. Un “sí” que se una a tu “sí” sin reservas y sin sombras, que el Padre quiso necesitar para engendrar al hombre nuevo, Cristo, único Salvador del mundo y de la historia. Amén


QUINTO DÍA: POR LA VIDA

Queridos hermanos y hermanas:…El Señor nos da la gracia y la alegría de abrir un nuevo Año Litúrgico comenzando por su primera etapa: el Adviento, el periodo que hace memoria de la venida de Dios entre nosotros... la espera de Dios que se hace carne en el seno de la Virgen María. El adviento nos habla de la venida de un Dios cercano, que ha querido recorrer la vida del hombre, desde el comienzo, y esto para salvarla totalmente, en plenitud. Y así el misterio de la Encarnación del Señor y el inicio de la vida humana están íntima y armónicamente conectados entre sí en el único designio salvífico de Dios, Señor de la vida de todos y cada uno. La encarnación nos revela con intensa luz y de modo sorprendente que toda vida humana tiene una dignidad altísima, incomparable.


La persona es un bien en sí misma y es necesario buscar siempre su desarrollo integral. El amor hacia todos, además, si es sincero, tiende espontáneamente a convertirse en atención preferencial por los más débiles y los más pobres. En esta línea se coloca la solicitud de la Iglesia por la vida naciente, la más frágil, la más amenazada por el egoísmo de los adultos y por el oscurecimiento de las conciencias. Por eso, la Iglesia continuamente se reafirma contra el aborto y toda violación de la vida naciente: “La vida, una vez concebida, debe ser protegida con el máximo cuidado"...El embrión en el seno materno no es un cúmulo de material biológico, sino un nuevo ser vivo, dinámico y maravillosamente ordenado, un nuevo individuo de la especie humana. Así lo fue para Jesús en el seno de María; así lo ha sido para cada uno de nosotros, en el seno de la madre. No hay ninguna razón para no considerarlo persona desde la concepción.


Por desgracia, también después del nacimiento, la vida de los niños sigue estando expuesta al abandono, al hambre, a la miseria, a la enfermedad, a los abusos, a la violencia, a la explotación… Ante triste panorama de las injusticias cometidas contra la vida del hombre, antes y después del nacimiento, hago mío el llamamiento del Papa Juan Pablo II a la responsabilidad de todos y de cada uno: “¡Respeta, defiende, ama y sirve a la vida, a toda vida humana ¡Sólo siguiendo este camino encontrarás justicia, desarrollo, libertad verdadera, paz y felicidad!” (E.V., 5). Exhorto a todos a hacer cuanto esté en sus posibilidades para promover una cultura siempre respetuosa de la vida humana, para procurar condiciones favorables y redes de apoyo a la acogida y al desarrollo de esta.


A la Virgen María, que acogió al Hijo de Dios hecho hombre con su fe, con su seno materno, con el cuidado solícito, con el acompañamiento solidario y vibrante de amor, confiamos la oración y el compromiso a favor de la vida naciente.

(Extractos de la homilía del Papa Benedicto XVI, en la Vigilia por la vida naciente)


“Bendita eres ente todas las mujeres” Virgen Inmaculada, Así como tu aceptaste humildemente recibir en tu seno a tu amadísimo Hijo, has que todas las madres del mundo acojan en el suyo al hijo por nacer, cuales fueran las circunstancias en que fueron concebidos, que los acepten con humildad, entrega y amor. Amén


Padrenuestro, tres Avemarías y Gloria.


Dios todopoderoso y eterno, por intercesión de la Inmaculada Virgen María, Madre de tu Hijo, concédenos, te rogamos; escuches nuestra oración y alcancemos la gracia de la salvación eterna. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén

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